"Clic".
A veces, en la vida algo sucede. Hace clic , o hace el ruido de una bombilla que se funde, o hace el ruido de una cerilla que se prende. Te fallan las piernas, el control, las compuertas de los embalses de los ojos. En pleno llanto te preguntas por qué lloras, y la respuesta es nada. O todo. O la vida desde hace algunas páginas del calendario. No hay nada concreto que te pida este instante de desconsuelo y, sin embargo, lo necesitas, y, sin embargo, quieres pararlo cuanto antes. De un tiempo a esta parte, cualquier signo de debilidad es una carga. Algunas veces, hay tantas manos a tu alrededor dispuestas a sacarte del socavón, tan insistentes, que acabas te creyendo una inútil, que tú sola no puedes. Que tus propias manos y tu fuerza no bastan, que necesitas mil pares más. Qué miedo da no verse capaz de valerse por uno mismo. Otras veces, flaquear no es una opción, porque si cedes tú, se desmorona todo lo que te rodea. No vale tanto un abrazo como mantenerse de pie ...